759 días exactos sin escuchar un tambor, mientras tanto, la ciudad y el mundo entero cambiaron su repicar por el intenso pitido de los monitores de signos vitales. Esta vez la muerte no iba acompañada por el ‘Garabato’ y era vencida por la vida. El rol había cambiado, ella era la única vencedora y no era un sueño, ni una puesta en escena en el cumbiódromo de la vía 40.
Pero oh sorpresa, sin el sol inclemente de la 1 de tarde de un febrero cualquiera, aunque con el con mismo ímpetu de siempre, y en esta ocasión en marzo, los hacedores, los verdaderos protagonistas de esta historia de color y fantasía, prendieron la fiesta más alegre del año. Esta fiesta orquestada por miles de cambamberos con ganas de desquite que volvieron a bailar los 6 km de la vía ‘tacuaren’ después de un año triste. Los palcos y minipalcos no eran ríos de gente como en otros años, ya los espectadores se podían distinguir entre la multitud, ya no era como los otros años, ya muy pocos alentaban, seguro quienes amaban la tradición se los llevó el covid.
2 de la tarde y el calor humano no era tan intenso como en otros tiempos, sin embargo, los hacedores seguían ahí, firmes dando cada paso por los no pisados en 2021.
Los trajes pálidos y desempolvados hacían alarde de la agonía de la tradición, sin espectadores suficientes, pero el espíritu carnavalero se esparcía como fuego por el cielo ‘currambero’, haciéndole mofa a la muerte y a quienes ya no saben valorar la tradición.
El telón del Carnaval 2022 cayó, esperando que el próximo año la multitud vuelva a deslumbrarse por sus raíces y por los disfraces que han forjado cientos de generaciones.
La tradición agoniza, pero vive.
*Nota:
Trabajo fotográfico del egresado y estudiante, Nelson Mercado, en el marco del cubrimiento del Carnaval de Barranquilla 2022, para la emisora institucional ITSA Radio 106.6 FM.